martes, 25 de noviembre de 2014

Cursilerías.

No sé porque pero normalmente cuando faltan pocos minutos para la medianoche me entran unas ganas enormes de escribir cosas románticas. Pasa que estoy profundamente enamorada, o por lo menos es lo que yo siento, porque eso es lo que describe la gente cuando habla de amor. El amor no es necesariamente estar enganchado sentimentalmente hacia una persona, pienso que puede ser a cualquier cosa, arte, actividad, lo que sea y es sano cuando es correspondido. También estoy enamorada de las flores, de su aroma y su imagen, de los colores del atardecer, del olor a café recién hecho, de la comida de mi abuela, del sonido de las gotas de lluvia al golpear en mi ventana, en fin, son diversas cosas por las cuales puedo sentir un profundo amor, aunque claro, hay un chico que me quita el sueño y me distrae de la forma más hermosa en todo el día. Podría decir cosas maravillosas de él, pero siento que es un delito, soy egoísta y tal vez muy envidiosa, no me gusta platicar mucho acerca de cómo es conmigo, es algo tan personal. Suelo contar ciertos detalles que me dedica, pero muy poco, realmente no hay alguien que conozca cómo es ese chico con Effie. La gente cercana a mi puede darse cuenta simplemente con ver mi sonrisa cuando pronuncio su nombre, es lógico reconocer que me tiene envuelta como en un hechizo, utilizando magia blanca claro está, porque no me siento forzada a estar con él. No es rutina lo que siento, se ha vuelto parte de mi vida. No hay que decir: no puedo vivir sin ti. Porque puedes, eso ya sería depender de una persona, y yo no quiero depender de él, eso ya no sería amor, más bien, es algo como: puedo vivir sin ti pero no quiero. Esa es la frase correcta. Y justo así me siento, como si flotara, y todo ahora lo puedo ver de una manera diferente a como veía las cosas anteriormente. Para amar a alguien primero hay que amarse a sí mismo, yo no sabía lo que era amor propio, pero en el instante en el que él llegó a mi vida me enseñó lo que era amar y ahora me amo a mí, lo amo a él, amo a mis padres, amo a mis amigos, amo los pequeños detalles de mi día, amo mi vida, y yo le agradezco infinitamente a esa persona especial que me enseñó lo que es ser feliz después de tanto tiempo pensando que jamás volvería a saborear algo como eso. Él fue mi arcoíris después de mi tormenta, es mi persona favorita, mi mejor amigo, mi buen amante, y sé que aún soy muy joven para decirlo pero casi estoy segura que es el amor de mi vida.

Hay una frase perfecta para terminar este texto. De la película Moulin Rouge: “Lo mejor que te puede suceder es que ames y seas correspondido.” 

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